Hispanic Heritage Month Stories: Installment 4

Celebrate Hispanic Heritage Month with CWS Greensboro through our special project, which aims to share narratives of resilience, creativity, and profound interconnectedness that shape Hispanic and Latine communities, but also our collective experience. / Celebre el Mes de la Herencia Hispana con CWS Greensboro a través de nuestro proyecto especial, que tiene por objeto compartir narrativas de resiliencia, creatividad y profunda interconexión que dan forma a las comunidades hispanas y latinas, pero también a nuestra experiencia colectiva como sociedad. 

I really like a lot of our culture that comes from within our El Salvadoran dishes. Las pupusas are my favorite dish and mean the most to me. It’s one of my country’s favorite foods as well, and every morning and most nights, people always want to eat them. In the olden times, pupusas were made only with beans, but they have evolved overtime. Over the years, people have continued adding different ingredients to the recipe. Now, there are many more varieties. They can include jalapenos, chipilin, loca (combining all ingredients together), chicken, pepperoni, chorizo. There are infinite possibilities! You can also make them with fruit, like mamoncillo, anona, banana (platano), berries, and yuca. My grandmother used to make humongous bean pupusas made with her special ingredient of peppermint. She would make them for us kids when we would go wash our clothes at Las Milagros (natural water fountain and pool occurring in nature there with stones with ridges where they’d wash clothes there; would also bathe there). You would have to wash the clothes manually because we didn’t have running water at home, and this took a very long time. We would eat the pupusas while we were there during the day. We would even get scolded by our grandmother when we would bathe and play in the water instead of helping her do the wash. Sometimes, we would light a fire and keep the pupusas warm, but I thought they were delicious either way. The whole thing was really rather cute, and I still think about these memories to this day. My time with grandmother lived was really short but they would later have family reunions where they would make the pupusas to celebrate and spend time together and use a specific type of leaf in them called papelillo. Making pupusas helps me remember my grandmother and feels connected to her. She taught us how to make pupusas together, and they remind me of my time with her when she raised me as a child for a time. Sometimes, the pupusas would come out more square shaped, but we ate them anyway. For my family, as well as others, we pass on and have a shared cultural connection through this dish. Now, I cook them for my own grandchildren in my home with the new generation and they still love them. / Me gusta mucho nuestra cultura que viene de nuestros platos salvadoreños. Las pupusas son mi plato favorito y el que más significa para mí. Es una de las comidas favoritas de mi país también, y cada mañana y la mayoría de las noches, la gente siempre quiere comerlas. Antiguamente, las pupusas se hacían sólo con frijoles, pero han evolucionado con el tiempo. A lo largo de los años, la gente ha ido añadiendo distintos ingredientes a la receta. Ahora hay muchas más variedades. Pueden incluir jalapeños, chipilín, loca (combinando todos los ingredientes juntos), pollo, pepperoni, chorizo. ¡Las posibilidades son infinitas! También se pueden hacer con frutas, como mamoncillo, anona, plátano (platano), moras y yuca. Mi abuela solía hacer enormes pupusas de frijol con su ingrediente especial, la hierbabuena. Nos las hacía a los niños cuando íbamos a lavar la ropa a Las Milagros (fuente de agua natural y piscina que hay en la naturaleza allí con piedras con crestas donde lavaban la ropa; también se bañaban allí). Había que lavar la ropa a mano porque no teníamos agua corriente en casa, y eso llevaba mucho tiempo. Comíamos las pupusas mientras estábamos allí durante el día. Incluso nos regañaba nuestra abuela cuando nos bañábamos y jugábamos en el agua en vez de ayudarla a lavar. A veces, encendíamos un fuego para mantener calientes las pupusas, pero a mí me parecían deliciosas de cualquier manera. La verdad es que todo era muy bonito, y aún hoy sigo pensando en esos recuerdos. – El tiempo que viví con mi abuela fue muy corto, pero después teníamos reuniones familiares en las que hacíamos las pupusas para celebrar y pasar tiempo juntos y usábamos un tipo específico de hoja en ellas llamado papelillo. – Hacer pupusas me ayuda a recordar a mi abuela y a sentirme unida a ella. Ella nos enseñó a hacer pupusas juntas, y me recuerdan el tiempo que pasé con ella cuando me crió de niña durante un tiempo. A veces, las pupusas salían más cuadradas, pero las comíamos igual. Tanto para mi familia como para otras, este plato nos transmite una conexión cultural compartida. Ahora, las cocino para mis propios nietos en mi casa con la nueva generación y les siguen encantando.

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